ODÍN, el KETHER de la Kábala, también llamado Woden o Wotan es el “Padre de los Dioses”, se le conocía también como el “Señor de la guerra” (interior) y como padre de los “muertos gloriosos” (muertos psicológicos). Su residencia era el Valhalla y desde su trono se contemplaban los nueve mundos. Dos pájaros (Ravens) le acompañan y le informan de todo lo que ocurría en los nueve mundos

Era también el más sabio de los Dioses, pero lograr la sabiduría no le fue fácil. En muchos grabados se le representa con un solo ojo. Veamos por qué conociendo su historia:
Desde su nacimiento se sintió ávido de alcanzar la Sabiduría; tras buscar donde la podría hallar, supo que en las raíces del árbol sagrado (el Yggdrasil) se encontraba un pozo cuya agua daba la Sabiduría. Dicho pozo estaba guardado por la cabeza de Mimir, una Diosa que había sido decapitada. Tras conseguir descender hasta el pozo en las raíces del gran árbol (el descenso a la novena esfera), se encontró con la cabeza de Mimir (la decapitación psicológica) que le puso como condición el que debía darle uno de sus ojos (el sacrificio) para dejarle beber del pozo de la Sabiduría.
Odín no lo duda, sacrifica uno de sus ojos para poder beber de la fuente de la Sabiduría. Conoce cosas inefables y adquiere la Sabiduría (la Maestría), pero necesita más, poder sobre la vida y la muerte (la Cristificación)...
(*) Hemos traducido por vino el “mead”,una bebida alcohólica muy apreciada por los Vikingos.
En este relato Odín cuelga del , Yggdrasil, herido de muerte en un sacrificio voluntario para después resucitar lleno de poder y sabiduría. Después de esta experiencia, cuenta la leyenda, adquiere poder sobre la vida y la muerte.

Este relato ha sorprendido a los estudiosos por sus semejanzas con la crucifixión del Cristo Jesús. Mas, como nos dice el V.M. Samael Aun Weor, la vida de Jesús son simbólicamente los procesos de la Cristificación por los que todo Iniciado ha de pasar hasta lograr la resurrección del Cristo en su corazón.
Es, pues, natural encontrarnos un relato así en una enseñanza de la Vía directa, que deviene de la Raza Hiperbórea, donde en remotos tiempos estaban encarnados los grandes Maestros de este Maha-manvantara.
Este relato es parte de uno más amplio y seguramente de un gran valor iniciático, pero que desgraciadamente se perdió en el curso de lo siglos.
Después muchas serán las batallas que mantienen Odín, con su espada mágica, y sus guerreros contra los gigantes de hielo. Además, conocedor del destino que les espera a los Dioses, va reuniendo en el Valhalla a las almas de los héroes muertos en combate para formar un ejercito en espera de la batalla final en Ragnarok.
De aquí se deriva que los Vikingos fueran muy audaces, ya que tenían la creencia de que si morían heroicamente en combate irían al Valhalla (la residencia de los Dioses) a formar parte del ejército de Odín.
No vamos a hacer en este trabajo referencia a las RUNAS citadas en el poema anterior, ya que entonces se haría demasiado extenso. Remitimos al lector interesado al libro “Magia Rúnica” del V.M. Samael Aun Weor

Era también el más sabio de los Dioses, pero lograr la sabiduría no le fue fácil. En muchos grabados se le representa con un solo ojo. Veamos por qué conociendo su historia:
Desde su nacimiento se sintió ávido de alcanzar la Sabiduría; tras buscar donde la podría hallar, supo que en las raíces del árbol sagrado (el Yggdrasil) se encontraba un pozo cuya agua daba la Sabiduría. Dicho pozo estaba guardado por la cabeza de Mimir, una Diosa que había sido decapitada. Tras conseguir descender hasta el pozo en las raíces del gran árbol (el descenso a la novena esfera), se encontró con la cabeza de Mimir (la decapitación psicológica) que le puso como condición el que debía darle uno de sus ojos (el sacrificio) para dejarle beber del pozo de la Sabiduría.
Odín no lo duda, sacrifica uno de sus ojos para poder beber de la fuente de la Sabiduría. Conoce cosas inefables y adquiere la Sabiduría (la Maestría), pero necesita más, poder sobre la vida y la muerte (la Cristificación)...
Sé que estuve colgado de aquel árbol que el viento azota,(Las palabras del Altísimo: Hávamál)
balanceándome durante nueve largas noches,
herido por el filo de mi propia espada,
derramando mi sangre por Odín,
yo mismo una ofrenda a mí mismo:
atado al árbol
cuyas raíces ningún hombre sabe
adónde se dirigen. Nadie me dio de comer,
nadie me dio de beber.
Contemplé el más hondo de los abismos
hasta que vi las runas.
Con un grito de rabia las agarré,
y después caí desvanecido. Nueve terribles canciones
del glorioso hijo de Bolthor aprendí
y un trago tomé del glorioso vino (*)
servido por Odrerir. Obtuve bienestar
y también sabiduría.
Salté de una palabra a otra palabra
y de un acto a otro acto...
(*) Hemos traducido por vino el “mead”,una bebida alcohólica muy apreciada por los Vikingos.
En este relato Odín cuelga del , Yggdrasil, herido de muerte en un sacrificio voluntario para después resucitar lleno de poder y sabiduría. Después de esta experiencia, cuenta la leyenda, adquiere poder sobre la vida y la muerte.

Este relato ha sorprendido a los estudiosos por sus semejanzas con la crucifixión del Cristo Jesús. Mas, como nos dice el V.M. Samael Aun Weor, la vida de Jesús son simbólicamente los procesos de la Cristificación por los que todo Iniciado ha de pasar hasta lograr la resurrección del Cristo en su corazón.
Es, pues, natural encontrarnos un relato así en una enseñanza de la Vía directa, que deviene de la Raza Hiperbórea, donde en remotos tiempos estaban encarnados los grandes Maestros de este Maha-manvantara.
Este relato es parte de uno más amplio y seguramente de un gran valor iniciático, pero que desgraciadamente se perdió en el curso de lo siglos.
Después muchas serán las batallas que mantienen Odín, con su espada mágica, y sus guerreros contra los gigantes de hielo. Además, conocedor del destino que les espera a los Dioses, va reuniendo en el Valhalla a las almas de los héroes muertos en combate para formar un ejercito en espera de la batalla final en Ragnarok.
De aquí se deriva que los Vikingos fueran muy audaces, ya que tenían la creencia de que si morían heroicamente en combate irían al Valhalla (la residencia de los Dioses) a formar parte del ejército de Odín.
No vamos a hacer en este trabajo referencia a las RUNAS citadas en el poema anterior, ya que entonces se haría demasiado extenso. Remitimos al lector interesado al libro “Magia Rúnica” del V.M. Samael Aun Weor
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